RÍO DE JANEIRO, POR UNA “CARIOCA DA CLARA” (Primera parte)

Río es un despertar, un renacer, un lugar muy diferente a todo lo que imaginamos. Es natural, multicultural, un nuevo y viejo mundo. Las personas brindan al visitante una acogida cariñosa y sana, como si fueran gente de aldea, pero esa misma gente en su rutina diaria se desenvuelve con el deseo de trabajar y realizar sus empresas. Una ciudad donde han logrado unir la alegría del vivir y el empeño que la prosperidad demanda. En dos notas, la vecina de Jeppener Alejandra González, nos contará su vivencia sobre Río de Janeiro, una visión llena de contrastes.

Acabo de volver de Brasil; no recuerdo exactamente qué número de viaje es, algo más de 21 a Río de Janeiro desde 1993. Y sí, tengo la mitad de mi corazón en Río. Los que no la conocen me preguntan ¿Por qué vuelvo al mismo lugar? Porque como me dijo una vez una amiga carioca “Río es una ciudad que seduce” y está en uno dejarse enamorar por ella. Paisajes y amigos inolvidables hacen que regrese. Ciudad de grandes contrastes; la asocio con pueblos de la India, a pesar de no conocer esta. Río tiene barrios lujosos en la zona Sul y Oeste (Ipanema, Leblon, Sao Conrado, Barra da Tijuca) donde viven las clases medias y altas, con la escenografía de tarjeta postal que más conoce el turista: sus playas y morros célebres (Pan de Azúcar y el Corcovado) y la Zona Norte de clase media, media baja y pobre. Una muestra clara de estos contrastes es el barrio de San Conrado, edificios suntuosos, shoppings sofisticados, hoteles internacionales, playa rodeada de morros verdísimos y en una de las laderas del valle se asienta la favela Rocinha, la tercera en tamaño. Río ciudad mística y aromática, la religión, en sus varias manifestaciones: Católica, Protestante y Espiritista, como las principales, en menor porcentaje las afro-brasileñas (Candomblé y Umbanda) Perfumada por mangos, mamones, piñas y maracuyá. Me dispuse a pasar mis vacaciones, no solo visitando a mis queridos amigos (uno solo argentino el resto cariocas, mineiros entre otros) sino también ir a aquellos lugares que aún no conocía, por suerte siempre queda mucho por recorrer. Mi estadía de un mes en Copacabana en departamento de amigos. La mejor manera de conocer Río, además de económica es hacerlo en colectivo, así llegamos al barrio de Lapa, famoso por los arcos del acueducto del siglo XVIII y por donde hoy pasa el “bondinho”(tranvía que sube al barrio de Santa Teresa) En un rincón escondido de Lapa se encuentra la escalera de Selarón; pintor chileno que vive en Río y comenzó hace 21 años a cambiarle la cara a una escalera gris de 215 escalones y hacer de ella hoy un lugar pintoresco para visitar. Tapizada de azulejos. Cuenta con más de 1000 piezas de unos 100 países, según el comentario que nos hizo el propio Selaron, que casi siempre se lo puede encontrar manteniendo el lugar, colocando azulejos que los turistas les traen o sacándose fotos con ellos, como lo hicimos nosotros también. Encontré muchos sectores dedicados a la Argentina con temática tanguera y futbolista. No nos fuimos del barrio sin dejar de sacar fotos de los arcos y las casas antiguas. Lapa despierta los fines de semana, lleno de bares y restaurantes para todos los bolsillos y gustos musicales (samba, forró, chorinho, rock, blues, jazz) hacen de este barrio el centro nocturno carioca. El resto de mis días en Río transcurrió entre encuentros con mis amigos; rociados de cerveza, guaraná, frutos de mar y tropicales… paseos en barca, en el medio de las florestas y como no todo es descanso aproveche para visitar un par de agencias amigas y presentar nuestro paquete turístico de Jeppener “Camino a la Posta”. Además de pintar un cuadro y restaurar unos objetos antiguos, que es mi actividad principal.

Alejandra González

* “Carioca de la gema” se le dice al que nació en Río y “Carioca de la clara” a quien es de corazón.